Lukashenko reelegido presidente de Bielorrusia con casi el 90% de los votos
Alexander Lukashenko fue reelegido el domingo para un séptimo mandato como presidente de Bielorrusia con el 87,6% de los votos, según un sondeo oficial a boca de urna, en unas elecciones sin oposición que dieron la victoria al autócrata que gobierna con mano de hierro desde 1994.
Durante su mandato que ahora termina, el líder de 70 años sofocó por completo cualquier tipo de disidencia tras las protestas de 2020. La oposición en el exilio calificó las elecciones de este domingo de "farsa".
La del domingo fue la primera votación presidencial desde 2020, cuando Lukashenko reprimió las grandes protestas contra él tras una elección que los opositores y los países occidentales consideraron fraudulenta.
En febrero de 2022 permitió a Rusia utilizar su territorio para lanzar la invasión a Ucrania.
"Tenemos una democracia brutal en Bielorrusia", dijo Lukashenko a la prensa tras votar.
"No presionamos a nadie y no silenciamos a nadie", agregó, señalando que los presos encarcelados podían pedir ser perdonados pero "si tú no lo pides, quiere decir que estás bien. Tienes que pedirlo".
Los principales adversarios políticos del gobernante están actualmente encarcelados o exiliados.
La líder de la oposición exiliada en Polonia, Svetlana Tijanóvskaya, tachó la elección de "farsa" y calificó a Lukashenko de "criminal que se hizo con el poder".
Lukashenko, de quien algunos sospechan que quiere delegar el poder a unos de sus tres hijos, desmintió el rumor. Su hijo más joven, Nikolai, "ni en su peor pesadilla soñaría" en convertirse en presidente y "ninguno de mis hijos podría", aseguró a la prensa.
Los candidatos en la votación del domingo fueron escogidos para darle a los comicios un aire de democracia, y pocos saben quiénes son.
Tanto la Unión Europea como los detractores de Lukashenko y las oenegés de defensa de los derechos humanos consideran estos comicios una "mascarada".
- "No todo sea perfecto" -
En Minsk, Nadejda Gujalovskaia, una jubilada de 74 años, que se presenta como "patriota", dijo que votaba "por primera vez en 20 años".
Como muchos electores, ante la ausencia de otras alternativas, votó por Lukashenko. "No quiero un Maidán", explicó, en alusión a la revolución prodemocracia de 2014 en la capital de Ucrania.
"Tal vez no todo sea perfecto, que no seamos una democracia", dijo, una cuestión tabú en un contexto muy represivo en el país contra las voces críticas.
El viernes, en un discurso a sus seguidores, Lukashenko calificó lo que ocurrió en 2020 "como una vacuna" para no que vuelva a suceder.
"Todos nuestros opositores y enemigos deben entenderlo: no tengan esperanza, nunca se repetirá lo que tuvimos en 2020", declaró en un estadio de la capital Minsk.
En aquellas protestas, decenas de miles de personas salieron a la calle para denunciar unas elecciones amañadas.
Con el apoyo de su aliado, el presidente ruso Vladimir Putin, consiguió mantenerse en el poder mediante arrestos, violencia y duras penas de prisión contra opositores, periodistas, cooperantes o simplemente manifestantes.
Según la ONU, más de 300.000 bielorrusos, de una población de nueve millones, han huido por razones políticas, principalmente a Polonia.
Frente a esta represión, los países occidentales han impuesto una serie de sanciones a Bielorrusia, lo que ha llevado a Lukashenko a acelerar su acercamiento al Kremlin y abandonar su estrategia de equilibrio entre Moscú y Occidente.
Por su parte la Unión Europea reafirmó que "continuará imponiendo medidas restrictivas y selectivas contra el régimen" tras la "mascarada" de la elección presidencial, dijo el domingo la jefa de la diplomacia europea, Kaja Kallas.
T.Kobayashi--JT