The Japan Times - DOGE: Fracaso en recortar gasto

EUR -
AED 4.125613
AFN 78.845047
ALL 98.107192
AMD 436.841483
ANG 2.024409
AOA 1030.013725
ARS 1268.288951
AUD 1.747598
AWG 2.021837
AZN 1.911412
BAM 1.951964
BBD 2.266246
BDT 136.371991
BGN 1.951964
BHD 0.423168
BIF 3339.03785
BMD 1.123243
BND 1.457136
BOB 7.755758
BRL 6.347895
BSD 1.122394
BTN 95.790744
BWP 15.21909
BYN 3.673081
BYR 22015.553234
BZD 2.254569
CAD 1.564795
CDF 3225.952853
CHF 0.93647
CLF 0.027363
CLP 1050.040956
CNY 8.129246
CNH 8.117118
COP 4772.32046
CRC 569.680417
CUC 1.123243
CUP 29.765927
CVE 110.048723
CZK 24.92666
DJF 199.867205
DKK 7.460639
DOP 66.040212
DZD 149.423341
EGP 56.940198
ERN 16.848638
ETB 150.594839
FJD 2.548865
FKP 0.84432
GBP 0.845461
GEL 3.083295
GGP 0.84432
GHS 14.758994
GIP 0.84432
GMD 80.313835
GNF 9719.897662
GTQ 8.633034
GYD 235.507162
HKD 8.743426
HNL 29.158695
HRK 7.536396
HTG 146.581925
HUF 403.928651
IDR 18550.181598
ILS 3.974044
IMP 0.84432
INR 95.104663
IQD 1470.310426
IRR 47288.509901
ISK 146.908678
JEP 0.84432
JMD 178.409375
JOD 0.796714
JPY 163.831095
KES 145.06674
KGS 98.227606
KHR 4493.169655
KMF 490.297605
KPW 1010.918262
KRW 1576.111528
KWD 0.344497
KYD 0.935362
KZT 579.251607
LAK 24262.317709
LBP 100565.360728
LKR 335.350941
LRD 224.478836
LSL 20.413981
LTL 3.316643
LVL 0.679438
LYD 6.150912
MAD 10.383394
MDL 19.237193
MGA 5050.075179
MKD 61.409313
MMK 2358.509537
MNT 4014.235141
MOP 8.992527
MRU 44.71612
MUR 51.343224
MVR 17.301241
MWK 1946.175217
MXN 21.865275
MYR 4.826597
MZN 71.772428
NAD 20.413981
NGN 1805.780745
NIO 41.298836
NOK 11.644829
NPR 153.264791
NZD 1.894361
OMR 0.432191
PAB 1.122394
PEN 4.077586
PGK 4.658844
PHP 62.156904
PKR 316.090793
PLN 4.231457
PYG 8973.36481
QAR 4.095551
RON 5.118958
RSD 116.980101
RUB 93.811067
RWF 1613.429157
SAR 4.213174
SBD 9.372201
SCR 15.953405
SDG 674.509625
SEK 10.913059
SGD 1.458435
SHP 0.882692
SLE 25.553622
SLL 23553.815615
SOS 641.439391
SRD 41.22581
STD 23248.85218
SVC 9.8207
SYP 14604.236238
SZL 20.404899
THB 37.129343
TJS 11.61667
TMT 3.942581
TND 3.37866
TOP 2.630751
TRY 43.521272
TTD 7.625015
TWD 34.065136
TZS 3027.64967
UAH 46.626865
UGX 4107.926766
USD 1.123243
UYU 46.917793
UZS 14456.588729
VES 104.141418
VND 29173.977763
VUV 135.916151
WST 3.120957
XAF 654.670388
XAG 0.034409
XAU 0.000343
XCD 3.035619
XDR 0.8142
XOF 654.670388
XPF 119.331742
YER 274.576914
ZAR 20.479772
ZMK 10110.505039
ZMW 29.546932
ZWL 361.683631

DOGE: Fracaso en recortar gasto




El Departamento de Gasto Eficiente del Gobierno (DOGE), una iniciativa lanzada en 2024 bajo la administración de Donald Trump, prometía revolucionar la gestión fiscal de Estados Unidos recortando gastos innecesarios y optimizando el presupuesto federal. Sin embargo, a más de un año de su creación, DOGE ha sido catalogado como un rotundo fracaso, incapaz de cumplir sus ambiciosos objetivos y generando más críticas que resultados concretos. Este artículo analiza las razones detrás de su ineficacia y el impacto de su desempeño en la economía estadounidense.

DOGE, liderado inicialmente por figuras como Elon Musk y Vivek Ramaswamy, se presentó con la misión de identificar y eliminar gastos federales superfluos, reducir la burocracia y mejorar la eficiencia del gobierno. La propuesta resonó entre quienes abogaban por un gobierno más austero, especialmente tras años de déficits fiscales crecientes. Se estimaba que el gobierno federal gastaría 6.8 billones de dólares en 2024, con un déficit proyectado de 1.9 billones. DOGE prometía ahorros significativos, con metas iniciales de recortar al menos 2 billones en una década.

Sin embargo, los resultados han sido decepcionantes. Hasta abril de 2025, los recortes verificables atribuidos a DOGE apenas alcanzan los 100 mil millones de dólares, una fracción de lo prometido, y muchos de estos ahorros provienen de ajustes ya planificados antes de su creación. Programas sociales, infraestructura y defensa, que representan la mayor parte del presupuesto, han resultado intocables debido a presiones políticas y necesidades prácticas. Por ejemplo, intentos de reducir fondos para Medicare o el Departamento de Defensa enfrentaron fuerte oposición en el Congreso, limitando el margen de acción de DOGE.

La estructura de DOGE también ha sido un obstáculo. Diseñado como un organismo consultivo sin autoridad ejecutiva directa, depende de la aprobación de otras agencias y del Congreso para implementar cambios. Esta falta de poder real ha frustrado sus esfuerzos, dejando muchas recomendaciones en el limbo. Además, la rotación de personal clave, incluidas las salidas de algunos asesores prominentes, ha mermado su capacidad operativa. La complejidad del presupuesto federal, con miles de partidas entrelazadas, ha demostrado ser un desafío mayor de lo anticipado.

Otro factor crítico es la percepción pública. DOGE fue promocionado como una solución audaz, pero su incapacidad para generar ahorros visibles ha alimentado el escepticismo. Encuestas recientes muestran que solo el 22% de los estadounidenses cree que DOGE ha tenido un impacto positivo, mientras que el 60% lo considera ineficaz. La retórica inicial, que prometía recortes drásticos sin afectar servicios esenciales, resultó insostenible, erosionando la confianza. Las críticas también señalan que DOGE ha desviado atención de reformas fiscales más amplias, como la simplificación del código tributario o el aumento de ingresos.

El contexto económico no ha ayudado. Con una inflación que, aunque moderada en 2025 (alrededor del 2.5%), sigue presionando los costos, y un crecimiento del PIB proyectado en un modesto 1.8%, los márgenes para recortes agresivos son limitados. La deuda nacional, que supera los 34 billones de dólares, exige soluciones integrales más allá de la reducción de gastos. DOGE, sin una estrategia clara para abordar el lado de los ingresos, como impuestos o crecimiento económico, ha quedado atrapado en un enfoque unilateral.

El impacto de DOGE en la política fiscal ha sido mínimo, pero sus consecuencias políticas son notables. La percepción de fracaso ha debilitado la narrativa de eficiencia gubernamental promovida por sus defensores, afectando la credibilidad de iniciativas similares. Algunos analistas argumentan que DOGE podría haber funcionado mejor como una comisión temporal con metas específicas, en lugar de una entidad permanente con expectativas infladas.

Mirando hacia adelante, el futuro de DOGE es incierto. Sin ajustes significativos en su mandato o estructura, es improbable que cumpla sus promesas originales. La experiencia subraya una lección clave: recortar el gasto federal requiere no solo voluntad política, sino también un enfoque práctico y coordinado que DOGE no ha logrado implementar. Mientras el déficit sigue creciendo, Estados Unidos necesita soluciones más robustas para garantizar la sostenibilidad fiscal.